Paro general: la CGT lo celebró como “un éxito rotundo” y le apuntó con todo al Gobierno de Milei

En una jornada marcada por el paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT)

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la central obrera salió a marcar la cancha con un mensaje fuerte y directo: “Fue un éxito rotundo”. Así lo definió el cosecretario general Héctor Daer, quien, junto a otros dirigentes sindicales, encabezó una conferencia de prensa en la sede de Azopardo para analizar los efectos de la medida y criticar duramente la campaña que el Gobierno nacional desplegó en su contra.

A pesar de que el impacto de este tercer paro bajo la gestión de Javier Milei no fue tan contundente como los anteriores, Daer destacó la adhesión lograda: “Felicito a todos los trabajadores que decidieron parar para demostrar que el movimiento sindical tiene una agenda clara frente al ajuste brutal que se está llevando puesto el ingreso de las familias”, sostuvo.

Pero el sindicalista de Sanidad no se quedó ahí. Disparó con munición gruesa contra la estrategia oficialista, que incluyó campañas por redes, carteles y hasta mensajes por altoparlantes en estaciones de trenes desalentando la medida de fuerza. “Ese tipo de mecanismos ya los vimos cuando se perdió la democracia. No queremos volver a esos tiempos. No se puede estigmatizar el derecho a huelga como si fuera un crimen”, denunció.

En ese mismo tono, Daer también le respondió al Gobierno por tildar el paro de “una movida de la casta sindical”. Firme, retrucó: “Acá no hay castas. En este país somos todos iguales ante la ley. Si quieren dividir, háganlo entre oligarquía y trabajadores. Pero no nos metan a todos en la misma bolsa”.

El conflicto con la UTA (Unión Tranviarios Automotor) tampoco pasó desapercibido. Muchos colectivos circularon con normalidad gracias a que el gremio acató una conciliación obligatoria por su paritaria, y hubo ciertos incidentes en algunas unidades. “Esos hechos no tienen nada que ver con los sindicatos”, aclaró Daer, despejando cualquier especulación sobre posibles internas violentas dentro del mundo sindical.

Pero las fisuras dentro de la propia CGT son imposibles de disimular. El faltazo de la UTA al paro expuso nuevamente las divisiones que arrastra la central. Lo dijo sin vueltas Eduardo Palma, referente del gremio en Santiago del Estero: “La conciliación fue la excusa para no plegarse. En realidad, nunca estuvieron convencidos de parar”.

El trasfondo de todo esto tiene nombre y apellido: una conducción cegetista que muestra debilidad. Desde la renuncia de Pablo Moyano al triunvirato en noviembre pasado, las diferencias entre los moderados “Gordos”, los “independientes” negociadores y los combativos, se profundizaron. Y el resultado quedó a la vista en el paro de hoy: una CGT partida, con muchos gremios jugando su propio partido.

Mientras tanto, la central obrera enfrenta una encrucijada: ¿redoblar la apuesta y profundizar el plan de lucha contra el ajuste de Milei? ¿O ceder y buscar un nuevo equilibrio interno? Lo cierto es que, sin resolver sus propias internas, será difícil plantarse con fuerza ante un gobierno que no parece inmutarse ante las protestas.

Quizás por eso, como una señal de que algo nuevo se cocina puertas adentro, ya suena fuerte la posibilidad de que Daer deje su lugar en noviembre. Una forma de barajar y dar de nuevo, en un escenario político y social que ya no admite medias tintas.