Washington D.C. – En su primera aparición ante el Congreso tras asumir su segundo mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a captar la atención mundial con un discurso cargado de promesas, autoproclamaciones y advertencias a sus adversarios.



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En un Capitolio colmado, el magnate aseguró que el país ha entrado en “la era más grande de su historia” y delineó los ejes de su gestión, que incluyen nuevos aranceles, restricciones a la inmigración y un rechazo tajante a las políticas “woke”.
“Hace seis semanas proclamé el comienzo de la edad de oro de Estados Unidos. La era más grande en la historia de nuestro país”, enfatizó Trump, generando aplausos entre sus seguidores republicanos y gestos de desaprobación en la bancada demócrata.
El mandatario ratificó su voluntad de realizar “cambios profundos” tras la gestión de su predecesor, Joe Biden, a quien calificó como “el peor presidente” que tuvo EE.UU. Entre sus primeras medidas, defendió la aplicación de aranceles del 25% a productos de México, Canadá y China, argumentando que “durante mucho tiempo se aprovecharon de nosotros”.
Aranceles, inmigración y la pulseada con Ucrania
Las políticas económicas de Trump no solo apuntan al comercio exterior. En su discurso, el presidente volvió a insistir en que “es necesario restaurar el sentido común” y destacó que su primer mes de gestión ha sido “el más exitoso de la historia del país”.
Por otro lado, ratificó su compromiso de “terminar con la inflación” y destacó los efectos de su política arancelaria, mencionando como ejemplo la extradición de 29 narcotraficantes desde México. Según Trump, la entrega de estos criminales fue una consecuencia directa de la presión económica que su gobierno impuso sobre el país vecino.
En cuanto a la guerra entre Ucrania y Rusia, Trump se mostró optimista sobre una posible resolución del conflicto y aseguró que “Ucrania y Rusia están listas para la paz”. Además, reveló que “el acuerdo de minerales con el gobierno de Kiev ya está listo”, sin dar mayores detalles sobre su contenido.
Golpes a la agenda progresista y nuevos desafíos internacionales
Uno de los momentos más aplaudidos por su base electoral fue su promesa de erradicar la “ideología de género” en las escuelas y frenar la participación de atletas trans en deportes femeninos. “Nuestro país ya no será woke. Los logros serán a partir del mérito, y no por el género de las personas”, sentenció.
En materia internacional, sorprendió con una invitación a la población de Groenlandia para unirse a Estados Unidos. “Apoyamos firmemente su derecho a determinar su propio futuro y, si así lo eligen, les damos la bienvenida a los Estados Unidos de América”, afirmó.
Otro anuncio inesperado fue su intención de “recuperar el control” del Canal de Panamá. Según Trump, la empresa BlackRock habría adquirido los puertos estratégicos de Balboa y Cristóbal, hasta ahora operados por un conglomerado chino.
Las declaraciones del presidente no tardaron en generar reacciones a nivel global. Desde Dinamarca rechazaron cualquier intento de anexión de Groenlandia, mientras que en América Latina analistas advierten sobre posibles conflictos diplomáticos por sus afirmaciones sobre el canal interoceánico.
Expectativa y polémica
El discurso de Trump se dio en un contexto de alta tensión con aliados comerciales y con un Congreso que observa con lupa sus movimientos. Mientras sus seguidores celebran su estilo directo y su enfoque proteccionista, sus detractores alertan sobre los riesgos de una escalada en los conflictos internacionales y el impacto interno de sus políticas económicas.
Con la mirada puesta en los próximos meses, la incógnita sigue siendo si Trump logrará consolidar su agenda sin fracturar aún más la política estadounidense y sus relaciones con el mundo.