San Fernando amaneció conmocionada este miércoles tras el fatal accidente de un avión privado Challenger 300, matrícula LV-GOK.



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La aeronave, que había partido desde Punta del Este, se estrelló contra una casa en las inmediaciones del aeropuerto local, dejando un saldo de dos fallecidos: el piloto y el copiloto.
El siniestro ocurrió durante el intento de aterrizaje, y si bien las causas del accidente aún están siendo investigadas por las autoridades, se presume que problemas técnicos podrían haber influido en la tragedia.
¿Quiénes eran las víctimas?
El piloto, Martín Fernández Loza, de 44 años, era un experimentado profesional con una extensa carrera en la aviación ejecutiva. Residente de Buenos Aires, era reconocido por su dedicación y pericia en vuelos privados.
Por su parte, el copiloto, Agustín Orforte, de 35 años, también contaba con varios años de experiencia en aviación comercial y privada. Su trayectoria destacaba en el ámbito de los vuelos chárter, donde era valorado por su profesionalismo.
Ambos tripulantes perdieron la vida de forma inmediata tras el impacto, que también provocó un incendio en la vivienda afectada. Afortunadamente, los ocupantes del inmueble lograron salir ilesos.
Una tragedia que reaviva viejos recuerdos
El accidente trajo a la memoria la tragedia de LAPA, ocurrida el 31 de agosto de 1999, cuando un avión de la empresa Líneas Aéreas Privadas Argentinas no logró despegar del Aeroparque Jorge Newbery y se despistó, causando la muerte de 65 personas.
Aunque las circunstancias de ambos hechos son distintas, el reciente siniestro vuelve a poner en debate la seguridad aérea en el país y la responsabilidad de las empresas encargadas de estos servicios.
Investigación en curso
El caso está bajo la órbita de la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, quien lidera las pesquisas para esclarecer lo sucedido. Los bomberos de San Fernando actuaron rápidamente para contener el incendio y garantizar la seguridad de los vecinos, evitando que las llamas se propagaran a otras viviendas cercanas.
El avión, perteneciente a la familia del empresario Jorge Brito, había sido alquilado como vuelo chárter. La tragedia ha generado una profunda conmoción en la comunidad y entre los colegas de los tripulantes, quienes han expresado su pesar por la pérdida de dos profesionales queridos y respetados.
Mientras las autoridades avanzan en la investigación, el país vuelve a reflexionar sobre los desafíos y riesgos que enfrenta la aviación privada y comercial en Argentina.