El inicio de 2025 no da respiro en Rosario. Pese a que el 2024 cerró con una leve disminución en los índices de homicidios, el fin de semana reciente fue testigo de una escalada de violencia que dejó un saldo alarmante: cuatro personas asesinadas, tres de ellas en menos de 24 horas, y siete heridos de bala.



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El primer hecho ocurrió el viernes por la noche, cuando Luis Joaquín del Valle, de 28 años, fue ejecutado en la intersección de Servando Bayo e Ituzaingó. Según testigos, sicarios a bordo de una moto lo sorprendieron mientras estaba sentado en la vereda. Intentó escapar, pero fue alcanzado y acribillado sin piedad.
Horas más tarde, la violencia volvió a sacudir la ciudad. Gonzalo David Pereyra, de 27 años, apareció sin vida en la calle Sabín al 1400 bis. Su cuerpo presentaba un disparo en el rostro y signos de un fuerte traumatismo de cráneo.
El sábado no trajo tregua. En el barrio Parque Casas, Nicolás Joel R., de 30 años, fue atacado junto a un amigo por dos hombres en moto. Y el domingo en la madrugada, la tragedia tomó otro rostro: Ruth Leila González, una joven de 20 años, fue apuñalada en el abdomen. Aunque fue trasladada de urgencia al hospital, los médicos no lograron salvarla.
Además de estos crímenes, la noche del sábado estuvo marcada por varios ataques con armas de fuego que dejaron un saldo de siete heridos. Entre las víctimas, un hombre de 40 años y un adolescente de 18 fueron baleados en las piernas mientras compartían un momento con amigos en la calle. Otro ataque dejó a dos jóvenes, de 28 y 25 años, con lesiones similares mientras tomaban tereré en la vereda.
Sin embargo, el caso más grave involucra a un joven de 24 años, quien recibió disparos en el abdomen y el tórax. Actualmente se encuentra internado en estado reservado. A pocos minutos de ese ataque, en Carlos Uriarte al 7900, otro joven, de 23 años, fue herido en la cadera, y en el barrio Tablado, Matías S. terminó con impactos en el abdomen y la pierna izquierda.
Las autoridades santafesinas han encendido las alarmas. La espiral de violencia en Rosario, lejos de desacelerar, parece recrudecer con métodos que hablan de ajustes de cuentas y una escalada de criminalidad que golpea de lleno a la seguridad pública. Mientras los vecinos exigen respuestas, la ciudad sigue sumida en una incertidumbre que clama por soluciones urgentes.
F: NA