Un estudio del CONICET comprobó que la radiación UV de estos dispositivos altera funciones clave como la producción de melanina. El uso frecuente, sin protección ni advertencias, podría derivar en daños celulares y hasta cáncer de piel.



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Lo que empezó como una simple inquietud estética terminó encendiendo una alarma científica. Investigadoras del CONICET descubrieron que la radiación emitida por las populares lámparas de secado de esmalte semipermanente puede alterar de forma peligrosa distintas moléculas de la piel, entre ellas la enzima que produce melanina, el pigmento natural que nos protege del sol.
El hallazgo fue publicado en la revista científica Chemical Research in Toxicology y marca un antes y un después en la mirada sobre un hábito cada vez más extendido, sobre todo entre jóvenes: la manicura casera con esmaltes semipermanentes y luz LED.
La chispa que encendió esta investigación fue la curiosidad de María Laura Dántola, docente universitaria e investigadora en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, CONICET-UNLP), cuando notó que muchas de sus alumnas lucían uñas impecables todo el tiempo. Al preguntarles el secreto, la respuesta fue clara: esmalte semipermanente y lámpara LED, un combo accesible y fácil de usar en casa.
Pero lo que parecía inofensivo empezó a preocupar a las científicas cuando supieron que las usuarias se sometían a la radiación todas las semanas, a máxima potencia, para lograr un secado más rápido.
“Es cierto que las lámparas más antiguas usaban rayos UVA más fuertes, pero las actuales, aunque sean LED, siguen emitiendo radiación en la misma región del espectro solar que llega a la Tierra. Y comprobamos que igual generan alteraciones químicas en moléculas de la piel”, explicó Mariana Serrano, coautora del estudio.
El equipo del CONICET diseñó ensayos para analizar cómo reaccionaban ciertos compuestos naturales de la piel al exponerse a la luz de estas lámparas. El resultado fue contundente: con apenas cuatro minutos de exposición, tiempo promedio de una sesión de manicura, todas las moléculas analizadas sufrieron modificaciones que afectaron su función biológica.
Entre las más afectadas está la tirosinasa, una enzima clave en la producción de melanina. Cuando esta enzima se ve alterada, el cuerpo pierde su capacidad de protegerse de la radiación solar, lo que puede derivar en daños celulares, inflamaciones, reacciones alérgicas y, en casos extremos, cáncer de piel.
“Lo que observamos es comparable a lo que genera la exposición solar directa al mediodía en primavera en La Plata. Pero la diferencia es que en este caso, nadie advierte de los riesgos ni recomienda protección alguna”, detalló el investigador Nicolás Vignoni.
Ante este panorama, las investigadoras remarcan la necesidad de que los fabricantes informen claramente los posibles riesgos del uso frecuente de estos aparatos. También sugieren medidas de cuidado como el uso de guantes que dejen expuesta solo la uña o la aplicación de protector solar antes del esmaltado.
“Que cada persona pueda decidir, pero con información real y completa. No se trata de prohibir, sino de hacer visible un riesgo que hoy pasa totalmente desapercibido”, concluyeron.