El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó una cifra que desnuda, de manera brutal, el fracaso de las políticas económicas del actual gobierno.



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La pobreza en Argentina alcanzó el 52,9% al cierre del primer semestre del año, un aumento dramático frente al 41,7% de finales del año pasado y al 40,1% registrado entre enero y junio del 2023. Con estas cifras, queda claro que más de 24 millones de personas en el país están por debajo de la línea de pobreza, mientras que 8,3 millones sufren una indigencia extrema, sin recursos para adquirir lo más básico: alimentos.
La indigencia, que representa a aquellos cuya miseria es tal que ni siquiera pueden acceder a la canasta mínima de alimentos, subió al 18,1%. A finales de 2023, este índice ya había alcanzado un preocupante 11,9%, y ahora, con el actual gobierno de Javier Milei, parece fuera de control. La situación es clara: la crisis se profundiza y afecta a millones de argentinos mientras las promesas de “cambio” suenan cada vez más vacías.
El contexto que agrava esta situación es la inflación desbocada, que llegó al 79,8% entre fines de 2023 y junio de este año. Aunque los salarios aumentaron un 84,3%, las desigualdades en el reparto de estos incrementos son evidentes. Solo los trabajadores registrados del sector privado vieron una mejora que superó la inflación, con un aumento del 93,6%. Los empleados públicos y los trabajadores informales, por el contrario, recibieron aumentos del 73,3% y 69,8%, respectivamente, quedando lejos de proteger su poder adquisitivo.
Como si esto fuera poco, el nivel de actividad económica cayó un 3,2% en el primer semestre, y la tasa de desocupación aumentó del 5,7% a finales del 2023 al 7,6% en junio de este año. Es decir, más desempleo, más pobreza, y una economía que no repunta.
A pesar de este escenario catastrófico, el vocero presidencial, Manuel Adorni, intentó justificar el colapso socioeconómico en curso. Con un tono que roza la indiferencia, declaró que “si no se evitaba la hiperinflación, la pobreza se hubiese disparado del 40% al 95%”. En lugar de asumir responsabilidades, Adorni prefirió culpar a gobiernos anteriores, afirmando que “nos dejaron implantadas un montón de bombas”.
Lo más alarmante es que el discurso oficial parece desconectado de la realidad que viven millones de argentinos. Adorni insistió en que el gobierno “hace todo para cambiar” la situación y que “el salario comenzó a recuperarse”, pero las cifras indican lo contrario. La pobreza sigue escalando y la promesa de “ordenar la macroeconomía” parece cada vez más lejana.
El argumento de que “2024 será peor que 2023”, reiterado por Adorni, deja a los argentinos ante un panorama sombrío. A la Argentina la han despedazado, pero la reconstrucción de la que habla el gobierno de Milei parece estar muy lejos de concretarse. Mientras tanto, millones de personas seguirán sumergidas en la pobreza y la indigencia, esperando las soluciones que nunca llegan.