Este martes, dos de las principales figuras de La Cámpora, el senador Wado de Pedro y la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, dieron inicio a una campaña para que Cristina Kirchner asuma la presidencia del Partido Justicialista (PJ) nacional, una movida que busca reafirmar su liderazgo dentro del peronismo en medio de tensiones internas.



5 minutos de lectura

“Cristina es la líder del peronismo y ha demostrado su compromiso inquebrantable con los sueños de nuestro pueblo. Con su mirada estratégica y su coraje, puede volver a organizarnos en este tiempo tan duro para los argentinos”, expresó De Pedro en la red social X. El senador destacó la importancia de que, por primera vez, una mujer que ha militado toda su vida en el peronismo esté al frente del PJ.
Por su parte, Mendoza reforzó este clamor con un mensaje directo: “Es tiempo de mujeres peronistas. Merecemos a @CFKArgentina PRESIDENTA del Partido Justicialista Nacional”. Este llamado desde las filas de La Cámpora se interpreta como una acción coordinada con la propia Cristina Kirchner, ya que es improbable que la agrupación ultracristinista actúe sin su consentimiento.
El operativo surge en medio de una interna tensa dentro del kirchnerismo, protagonizada por Máximo Kirchner y el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. La disputa se centra en la puja por el liderazgo del espacio, con Kicillof moviendo piezas para fortalecer su proyecto presidencial antes del 2025, algo que Máximo y su círculo ven como un desafío a la conducción de su madre.
El temor en La Cámpora es que Kicillof, con su creciente influencia, busque controlar la confección de las listas de diputados nacionales, lo que podría desplazar el poder que siempre han tenido Cristina y Máximo en ese proceso clave. Con la ex presidenta al frente del PJ, entienden que se mantendría el monopolio en la toma de decisiones.
A pesar de esta tensión, en los últimos días se intentaron bajar los decibeles. De Pedro saludó a Kicillof en redes sociales por su cumpleaños, poniendo un paño frío tras las fuertes críticas de Máximo hacia el gobernador durante un acto en La Plata. Por su parte, Kicillof, en una entrevista desde México, buscó restarle dramatismo a la disputa interna, aunque reconoció que existen diferencias.
El gobernador destacó que “es lógico y hasta sano que se discutan representaciones, estilos y programas dentro del peronismo”, aunque admitió que estas discusiones a veces pueden ser duras. “No hay que dramatizar”, añadió, y aclaró que estas tensiones forman parte de un proceso natural tras una derrota electoral. Para él, el desafío es que esas discusiones se den puertas adentro, aunque reconoció que, dado el peso del peronismo, es difícil que las disputas no trasciendan al ámbito público.
Este movimiento de La Cámpora no solo busca consolidar el liderazgo de Cristina Kirchner, sino también frenar cualquier intento de Kicillof por adelantarse en la carrera hacia el 2025. La interna sigue latente, y el peronismo está lejos de resolver sus tensiones internas.