En un nuevo giro en la ya volátil situación en Medio Oriente, Irán habría advertido a diplomáticos árabes sobre una respuesta militar más sofisticada y contundente tras la reciente pérdida de soldados y civiles en un ataque atribuido a Israel.



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La información, que fue difundida por el sitio Arabi 21 y tomada de un reporte del Wall Street Journal, sugiere que Irán está planeando una contraofensiva significativa, en la que considera involucrar a su ejército regular, en lugar de limitarse al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, encargado habitualmente de las operaciones relacionadas con Israel.
Según lo mencionado por el Wall Street Journal, las declaraciones de funcionarios iraníes y árabes apuntan a que Teherán no se limitará a ataques con misiles y drones de baja intensidad, sino que buscaría desplegar armas de mayor poder destructivo. Esta escalada podría implicar una ofensiva en la que no sólo se empleen misiles con ojivas más potentes, sino también otros recursos que hasta ahora no habían sido utilizados en los ataques previos.
Uno de los puntos más destacados de esta advertencia es la posible utilización de territorio iraquí como base de operaciones, lo que podría desencadenar una serie de represalias en la región y aumentar las tensiones geopolíticas. Un funcionario egipcio, citado por el periódico, indicó que la respuesta iraní sería “fuerte y compleja”. A su vez, un funcionario iraní subrayó la importancia de responder tras las pérdidas sufridas, asegurando que su país “debe responder” ante esta situación.
A pesar de lo explosivo del contexto, Irán parece estar calculando cuidadosamente el momento para ejecutar su represalia. Otro funcionario iraní destacó que, aunque la situación de conflicto es prioritaria, Teherán no pretende interferir directamente en el proceso electoral estadounidense. Este factor es clave en su estrategia, ya que el país espera dar su respuesta militar después de las elecciones de noviembre, pero antes de la asunción de un nuevo presidente en enero.
Estas revelaciones, de confirmarse, añadirían aún más tensión a una región históricamente inestable, y marcan una posible expansión en el enfrentamiento entre Irán e Israel. La presencia de fuerzas militares convencionales en el conflicto aumentaría el nivel de riesgo para ambas partes y podría incidir en la política exterior de varios países involucrados, directa o indirectamente, en el conflicto.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación cómo este anuncio de represalias podría detonar una espiral de violencia en la región.