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Las clases media y baja han sido las más golpeadas por la inflación y el plan de ajuste implementado por el gobierno de Javier Milei durante el primer tramo de 2024. Un reciente informe de la consultora Moiguer, titulado “Social Mood”, revela un panorama preocupante: el recorte de gastos suntuarios entre estos sectores ha alcanzado niveles máximos, un fenómeno que se ha intensificado desde 2018.
En el bimestre de abril y mayo, la clase media comenzó a mostrar un ajuste por encima del promedio, lo que refleja un deterioro en su capacidad de consumo. Este impacto es evidente cuando se analiza el consumo hedónico. Según la encuesta, el 53% de los integrantes de la clase media-baja y el 57% de la clase baja no realizaron ningún tipo de gasto en actividades recreativas, compra de indumentaria, tecnología o electrodomésticos, ni en servicios de delivery en los últimos 30 días. Estas cifras están por encima del promedio general del 51%, que ya era elevado en el último semestre de 2023.
El informe detalla caídas significativas en el consumo en diversas categorías entre el primer trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024: un 45% en electrodomésticos, 32% en insumos de construcción, 30% en despachos de cemento, autos 0 km e indumentaria, 27% en motos, 25% en shoppings, 13% en farmacias y 12% en combustibles. Este comportamiento restrictivo del consumidor afecta a todos los sectores y canales de distribución.
El deterioro del poder adquisitivo se refleja en las percepciones de los encuestados. El 54% considera que la capacidad de consumo de su hogar es peor o mucho peor que hace un año, el 72% cree que sus ingresos están por debajo de la inflación, el 55% admite tener deudas, el 56% ha recurrido a sus ahorros para cubrir gastos cotidianos y el 39% ha tenido que trabajar más horas o iniciar un negocio propio para generar ingresos adicionales.
Además, el 46% de los encuestados expresa una necesidad urgente de que la situación económica mejore, y exige medidas de alivio que no coinciden con el enfoque libertario del gobierno. Entre las demandas se encuentran la implementación de una canasta básica con precios regulados, subsidios a servicios como la luz y el gas, un aumento en la jubilación mínima, subsidios al transporte y programas como Precios Cuidados.
Este escenario se agrava con la creciente preocupación por el empleo: el 50% de los encuestados teme que su situación laboral sea inestable en los próximos seis meses. No obstante, existe un rayo de esperanza, ya que la percepción negativa sobre la situación del país ha disminuido ligeramente (del 64% en el primer trimestre al 58% en abril y mayo), mientras que la valoración positiva ha aumentado levemente (del 49% al 50%).
En cuanto a la estructura social, Moiguer actualizó los ingresos mensuales de las distintas clases. La clase baja representa el 56% de la población, la clase media el 39%, y la clase alta el 5%. El umbral de ingresos para pertenecer a la clase alta es de casi 3 millones de pesos mensuales, mientras que para la clase media alta es de 1,4 millones, para la clase media baja de 705 mil y para la clase baja de 519 mil, con un promedio de 330 mil pesos mensuales.
Fernando Moiguer, economista y CEO de la consultora, señala que “la Argentina está experimentando un cambio significativo en toda su estructura socioeconómica. Todas las clases sociales están sufriendo transformaciones, y el ajuste de precios relativos, salarios, distribución del ingreso y empleo continúa reconfigurando la pirámide social”.
Moiguer advierte que, aunque la clase alta sigue mostrando una gran dispersión en ingresos, la clase baja, que ahora comprende al 55% de la población, enfrenta una situación crítica sin perspectivas de mejora a corto plazo. La combinación de salarios en caída y pérdida de empleo está profundizando la pobreza en el país, una realidad que parece estar lejos de revertirse en el futuro cercano.