En un hecho que ha sacudido a la opinión pública internacional, Hamás entregó los cuerpos de Kfir Bibas, un bebé israelí, y de su hermano de cuatro años, Ariel Bibas, quienes fueron capturados durante el brutal ataque del 7 de octubre de 2023.



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Los menores, que se convirtieron en un símbolo del horror de aquel día, fueron devueltos junto con los restos de su madre, Shiri Bibas, y el rehén Oded Lifschitz.
La entrega se realizó en la Franja de Gaza bajo un acuerdo de alto el fuego, con la mediación de Qatar y Egipto y el respaldo de Estados Unidos. Los cuerpos fueron trasladados en cuatro ataúdes negros, cada uno con una pequeña fotografía de los rehenes, en vehículos de la Cruz Roja. La escena, cargada de tensión y tristeza, estuvo rodeada por militantes de Hamás fuertemente armados y vestidos con uniformes negros y de camuflaje.
El ejército israelí informó que, tras la entrega, los ataúdes fueron inspeccionados en busca de explosivos antes de su traslado a Israel. La noticia ha generado una ola de conmoción y dolor en el país, donde las imágenes de los pequeños han estado presentes en cada manifestación exigiendo la liberación de los rehenes.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, expresó su pesar: “Agonía. Dolor. No hay palabras. Nuestros corazones, los corazones de una nación entera, están hechos pedazos”. También pidió disculpas públicamente: “En nombre del Estado de Israel, inclino mi cabeza y pido perdón. Perdón por no protegerlos en ese día terrible. Perdón por no traerlos a casa sanos y salvos”.
El episodio también reavivó la controversia sobre la gestión de la crisis por parte del gobierno israelí. El primer ministro Benjamin Netanyahu enfrenta críticas por la fallida seguridad del 7 de octubre y por la demora en recuperar a los rehenes. Mientras la extrema derecha lo presiona, la mayoría de la población sigue apoyando el acuerdo de alto el fuego y la negociación para la liberación de más cautivos.
Las incertidumbres sobre el futuro de Gaza y el destino de los rehenes restantes siguen siendo motivo de tensión. En la zona de entrega, un cartel mostraba una imagen impactante: un hombre con raíces en lugar de piernas, al lado de ataúdes envueltos en banderas israelíes. El mensaje era claro: “El regreso de la guerra = el regreso de sus prisioneros en ataúdes”.
La historia de la familia Bibas ha sido especialmente dolorosa. Kfir tenía solo nueve meses cuando él, su hermano, su madre y su padre, Yarden, fueron secuestrados en el kibutz Nir Oz. Aunque Hamás anunció en noviembre que los niños y su madre habían muerto en un bombardeo israelí, sus muertes nunca fueron confirmadas por las autoridades israelíes. Hasta el último momento, algunos mantenían la esperanza de que estuvieran vivos.
“Shiri y los niños se convirtieron en un símbolo”, declaró Yiftach Cohen, un residente de Nir Oz que perdió a una cuarta parte de sus vecinos en el ataque del 7 de octubre. “Todavía tengo la esperanza de que estén vivos”.
El conflicto en Gaza sigue dejando cicatrices imborrables en ambas partes. La entrega de los cuerpos de los rehenes más jóvenes es un recordatorio brutal del alto costo humano de la violencia y de la urgencia de hallar una solución que ponga fin al sufrimiento de tantas familias atrapadas en la guerra.
Por Redacción Especial by routers.