Google sigue navegando en aguas turbulentas en lo que respecta a las demandas por monopolio.



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Y es que, en el mundo de las búsquedas online, el Departamento de Justicia de Estados Unidos le tiene el ojo puesto y ha propuesto una solución radical: vender Chrome para aliviar la presión legal que pesa sobre la compañía. Pero el problema no se detiene ahí, porque incluso Android está en la mira de la justicia.
Un intento por reducir el dominio
Desde hace años, Google se consolidó como el rey indiscutido de las búsquedas en internet. Su influencia se disparó aún más con la llegada de los smartphones Android, logrando una presencia dominante en el mercado. Sin embargo, este nivel de control ya estaría incumpliendo las normativas antimonopolio de EE.UU., razón por la cual los tribunales le están sugiriendo que afloje el puño y se desprenda de Chrome, su navegador estrella.
El argumento del Departamento de Justicia es claro: la posición de Google en el ecosistema digital es demasiado poderosa, y vender Chrome podría ser un primer paso para reducir su monopolio. Pero la historia no termina ahí. Si esta medida no es suficiente, el gigante tecnológico también podría verse obligado a vender Android, lo que marcaría un punto de inflexión en la historia de la empresa.
¿Justo o excesivo?
Desde la perspectiva de Google, la situación puede parecer injusta: después de todo, su éxito en las búsquedas y en el desarrollo de Android fue fruto de la innovación y la estrategia empresarial. Sin embargo, el problema es que su dominio absoluto deja a la competencia sin margen de maniobra, lo que termina perjudicando a los usuarios, que deberían tener más opciones y mejores condiciones en el mercado.
Este es solo uno de los múltiples frentes legales que enfrenta la compañía. En los últimos años, Google ya perdió una batalla contra Epic Games por políticas abusivas en la Play Store y, aunque logró esquivar una multa millonaria en la Unión Europea, ahora el Reino Unido también está investigando sus prácticas comerciales.
Mientras el mundo de la tecnología observa con atención, la pregunta sigue en el aire: ¿estamos frente a un cambio histórico en el dominio de Google, o logrará esquivar una vez más el golpe de la justicia?