Dos estafadores en Queens, Nueva York, vendieron teléfonos pirateados a más de 800 conductores de Uber, recaudando más de 40 millones de dólares en seis años al explotar el sistema de tarifas dinámicas de la plataforma.



5 minutos de lectura

La realidad supera la ficción. Dos estafadores, Arturo Suárez Palacios y Eliahou Paldiel, residentes en Queens, Nueva York, lograron llevar a cabo una de las estafas más grandes en la historia del transporte urbano, vendiendo teléfonos pirateados a más de 800 conductores de Uber y logrando recaudar más de 40 millones de dólares en tarifas infladas. Durante seis años, estos individuos explotaron el sistema de tarifas dinámicas de Uber, enriqueciendo a los conductores que compraban sus dispositivos y, sobre todo, embolsándose una parte significativa de los ingresos.
El Mecanismo de la Estafa
Los teléfonos pirateados que vendían Suárez Palacios y Paldiel estaban equipados con tres aplicaciones clave que permitían a los conductores engañar al sistema de Uber. Una de ellas, ‘Fake GPS’, permitía falsificar la ubicación del conductor, haciendo creer a la aplicación que se encontraba en una zona de alta demanda, activando así las tarifas dinámicas. Otra aplicación, llamada ‘Screwber’ y desarrollada por los mismos estafadores, les permitía a los conductores seleccionar los viajes más lucrativos antes de que fueran aceptados por los pasajeros.
Gracias a estas herramientas, los conductores podían cobrar tarifas exorbitantes por trayectos que, de otra manera, habrían costado una fracción del precio. Los teléfonos se vendían por 600 dólares cada uno, un precio que los conductores estaban dispuestos a pagar para obtener ganancias mucho mayores.
Un Negocio Redondo para Todos… Hasta que los Descubrieron
El lucrativo negocio no solo benefició a los dos estafadores, quienes se estima que ganaron al menos 1,5 millones de dólares, sino también a los conductores que, mediante estas artimañas, lograron cobrar mucho más de lo que correspondía por cada viaje. Según informes del FBI, los conductores se reunían en diferentes puntos de Nueva York para adquirir los teléfonos, llegando incluso a hacer cola en sus autos VTC para recibir el preciado dispositivo.
Pero la historia no termina ahí. El FBI está ahora en proceso de identificar a los más de 800 conductores que participaron en esta estafa, a quienes se les considera cómplices y co-autores del delito. Tanto Suárez Palacios como Paldiel enfrentan cargos por fraude electrónico y blanqueo de dinero, y es probable que los conductores implicados también enfrenten consecuencias legales.
Un Golpe a la Confianza en los Servicios de Transporte
La magnitud de la estafa, que alcanzó los 40 millones de dólares, ha dejado un fuerte impacto en el mercado de los servicios de transporte compartido. Uber y Lyft, las dos grandes compañías afectadas, aún no se han pronunciado al respecto. Sin embargo, la revelación de este fraude pone en evidencia las vulnerabilidades de estos sistemas y la necesidad de mayores controles para evitar que incidentes similares vuelvan a ocurrir.
Breon Peace, portavoz del fiscal federal, declaró al New York Post: “Como se alega, los acusados intentaron enriquecerse corrompiendo el mercado de los viajes compartidos, aprovechándose de pasajeros desprevenidos y otros conductores VTC que cumplen las normas”.
La investigación sigue abierta, y mientras los responsables ya están enfrentando la justicia, queda por ver cuál será el impacto a largo plazo en la confianza de los usuarios y en las operaciones de las compañías de transporte.