El Partido Justicialista (PJ) se encuentra en una encrucijada tras la renuncia de su presidente, el exmandatario Alberto Fernández, envuelto en un escándalo por una denuncia de violencia de género interpuesta por su expareja, Fabiola Yañez.
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En este contexto, el PJ busca reconstruirse y ser un vehículo que devuelva la esperanza y el orgullo a una Argentina que, para muchos, se ha vuelto un país imposible de transitar.
En palabras de un referente partidario, la misión del PJ no es solo un proyecto político, sino una herramienta para reagrupar a todas las fuerzas políticas y sociales bajo un programa de gobierno que saque al país del odio y la crueldad que hoy lo asfixian. “Nuestro partido debe ser el primer paso para devolver a esta Argentina sumida en la crueldad y el odio de los necios, la esperanza y el orgullo de ser argentinos”, manifestó.
Con la conducción vacante, el único dirigente que hasta el momento ha expresado su intención de competir en unas eventuales internas contra Cristina Fernández de Kirchner es el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela. Este dirigente, que ha consolidado su relación con el gobernador bonaerense Axel Kicillof, busca representar una alternativa dentro del justicialismo y dar un paso hacia la renovación.
La situación dentro del PJ refleja las divisiones internas y el desafío de reconstruir la unidad en medio de un contexto económico y social complicado. En ese sentido, el partido se enfrenta a la tarea de formular un plan que vaya más allá de las figuras y que logre canalizar el descontento y las demandas de los sectores más afectados por la crisis.
La renuncia de Alberto Fernández dejó un vacío en la conducción, pero también abre la oportunidad para que el peronismo se replantee su rol en la política argentina y busque recuperar la confianza de un electorado cada vez más desencantado
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