Dengue: la amenaza del mosquito urbano y cómo cuidarnos en casa

El dengue dejó de ser una enfermedad tropical lejana para instalarse de lleno en nuestras ciudades. En la Argentina, la última temporada sumó más de 600 mil casos, dentro de un panorama regional que supera los 13 millones en Latinoamérica. El responsable es el Aedes aegypti, un mosquito que se adapta perfectamente a la vida urbana y que encuentra en balcones, patios y terrazas descuidadas su hábitat ideal.

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“Lo que hace singularmente peligroso al Aedes aegypti es su capacidad de adaptarse al entorno urbano. No necesita selva ni lagunas: con una terraza descuidada o un patio con recipientes al sol es suficiente”, explicó el infectólogo salteño Dr. Marcelo Quipildor, integrante del Hospital Materno Infantil de Salta y del Hospital San Vicente de Paul en Orán.


Cómo prevenir desde casa

La principal estrategia para frenar al mosquito es eliminar los criaderos domiciliarios. Eso significa:

  • Vaciar, dar vuelta o tapar cualquier recipiente que acumule agua.
  • Cepillar las paredes internas de baldes, floreros y bebederos una vez por semana, incluso si parecen secos.
  • Descartar objetos en desuso que puedan juntar agua de lluvia.
  • Mantener patios, jardines y balcones ordenados y secos.

Además, para protegerse de las picaduras se recomienda:

  • Usar repelentes con DEET, IR3535 o Icaridina en la piel expuesta, renovando su aplicación según indicaciones.
  • Vestir ropa clara, de mangas largas y pantalones largos, sobre todo en horarios de mayor actividad del mosquito: a la mañana temprano, al atardecer y durante la noche.
  • Colocar telas mosquiteras en puertas y ventanas.
  • Dormir bajo mosquiteros, especialmente bebés y adultos mayores.

Factores que impulsan la expansión del mosquito

El cambio climático juega un rol central: temperaturas más cálidas acortan el ciclo reproductivo del mosquito, aumentan su supervivencia y amplían el rango geográfico. A esto se suman lluvias intensas, sequías que obligan al almacenamiento de agua en las casas, urbanización desordenada, falta de infraestructura básica y movilidad internacional.

“El desafío es enorme. No tenemos tratamientos específicos para estas enfermedades, pero sí contamos con herramientas de prevención. La salud pública empieza en cada domicilio”, remarcó el infectólogo Dr. Tomás Orduna.


Las vacunas disponibles

  • Zika: no hay vacunas aprobadas todavía.
  • Chikungunya: existe vacuna, pero su disponibilidad es muy limitada en el mundo.
  • Fiebre amarilla: hay vacuna indicada para personas de 2 a 59 años en zonas de riesgo o para viajar a regiones endémicas como Brasil y países del sudeste asiático.
  • Dengue: desde noviembre de 2023 está disponible en Argentina la vacuna tetravalente de Takeda. Protege contra los cuatro serotipos del virus, independientemente de haber tenido dengue antes. El esquema es de dos dosis con 90 días de diferencia. Varias provincias del centro y norte ya la aplican de forma gratuita en poblaciones de riesgo.

Según estudios, la vacuna redujo en un 84% las hospitalizaciones vinculadas al virus.


Un compromiso colectivo

El dengue no distingue barrios ni clases sociales. Es un problema de salud que crece de la mano de los cambios ambientales y sociales de nuestra época. Cada recipiente olvidado con agua puede transformarse en un criadero y cada descuido multiplica el riesgo.

La prevención, entonces, no empieza en los hospitales ni en los ministerios: empieza en nuestras casas, todos los días.