En un gesto que no pasó desapercibido, el presidente Javier Milei agasajó con un asado en la Quinta de Olivos a los diputados que evitaron la modificación de la movilidad jubilatoria, mientras en las puertas de la residencia, movimientos de la tercera edad protestaban por lo que consideran un golpe a sus derechos.
El evento, destinado a agradecer el respaldo de los 87 legisladores que votaron en contra del incremento para los jubilados, fue organizado como una suerte de celebración para quienes sostuvieron la controversial agenda fiscal del gobierno.
La reunión fue orquestada por la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y aunque no contó con asistencia perfecta, buena parte de los legisladores se dieron cita en el quincho de Olivos. Entre los presentes, además del presidente y su hermana, figuraron el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; y el vocero Manuel Adorni. La presencia de estas figuras clave del gobierno pareció subrayar la importancia que le da el oficialismo al veto a la suba jubilatoria, una medida que ha sido ampliamente criticada por su impacto social.
Por el oficialismo, participaron también los legisladores de La Libertad Avanza (LLA) como Alberto ‘Bertie’ Benegas Lynch, Oscar Zago y Carolina Píparo. A la lista se sumaron referentes del PRO como Cristian Ritondo, Fernando Iglesias, Silvia Lospennato, Diego Santilli y Hernán Lombardi. Llamó la atención la asistencia de Mariano Campero, uno de los cuatro legisladores radicales sancionados por su propio partido por apoyar el veto.
Milei no escatimó en elogios, llamando “héroes” a los legisladores que frenaron la modificación. Sin embargo, en un gesto que raya en lo polémico, trascendió que el presidente les cobró 20 mil pesos a cada uno de los asistentes. Por ese monto, el menú incluyó una entrada, un corte de carne y bebidas. Según un posteo de Manuel Adorni en la red social X, los invitados debieron abonar con tarjeta de débito, un detalle que no pasó desapercibido y que suma un matiz casi irónico al encuentro, considerando que muchos de los legisladores presentes acaban de votar en contra de una mejora para los jubilados.
Mientras la élite política disfrutaba del asado, a pocos metros de allí se congregaban distintos movimientos de jubilados, manifestándose contra el evento que se estaba llevando a cabo. La protesta de la tercera edad fue un recordatorio de las tensiones sociales y del descontento que genera un gobierno que parece celebrar una decisión que afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad. La imagen de una celebración en Olivos contrasta con la situación de miles de jubilados que, una vez más, ven frustrada la posibilidad de una mejora en sus ingresos.