Masacre en Posadas: la autopsia revela la brutalidad del ataque y aparece una carta de “confesión”

El barrio San Lorenzo sigue envuelto en un silencio denso, interrumpido apenas por los murmullos de vecinos que todavía intentan procesar la tragedia conocida el lunes a la mañana. Allí, sobre la calle Cedros, donde una familia vivió por más de dos décadas, José Ferreyra (47) degolló a sus dos hijos, atacó a su esposa y a su cuñado, y luego se quitó la vida en el living.

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Los resultados preliminares de la autopsia, a los que accedió El Territorio, confirman la crudeza del hecho: Evelyn (13) murió por un shock hipovolémico debido a la abertura de vasos sanguíneos en el cuello, mientras que Mariano (21), quien tenía discapacidad madurativa, fue semidecapitado con un machete, con lesiones tan profundas que alcanzaron la columna.

Dos sobrevivientes con secuelas de por vida

La esposa de Ferreyra, Paola Vieira (45), y su hermano Hugo (50) lograron sobrevivir. Ambos sufrieron cortes superficiales en el cuello y fueron intervenidos en el Hospital Madariaga. Sus vidas no corren peligro, pero las secuelas emocionales y físicas serán inevitables. En el caso de Vieira, la situación se agrava por un embarazo de 12 semanas.

Los familiares se turnan para acompañarlos en la internación, mientras intentan asimilar la pérdida de los dos jóvenes. Evelyn cursaba primer año en el Instituto Universo, que decretó duelo y suspendió clases. Mariano pasaba gran parte de su tiempo con su madre, quien —según allegados— “vive por y para sus hijos”.

“Perdón por lo que hago, los amo mucho”

En la escena, a pocos metros de los cuerpos, Criminalística halló una carta escrita a mano que habría sido redactada por Ferreyra antes de suicidarse. “Perdón por lo que hago, los amo mucho”, decía el mensaje, ahora incorporado al expediente. La hipótesis más firme indica que actuó solo, aunque no se descartan otras líneas de investigación para reconstruir con precisión el momento y desarrollo del ataque.

La Policía también secuestró el arma homicida, un machete con el que Ferreyra habría asesinado a sus hijos y atacado a los otros dos miembros de la familia.

El testigo que podría esclarecer el caso

Hugo, el cuñado del agresor, podría transformarse en una pieza clave para la reconstrucción judicial. Aunque tiene discapacidad motriz y aún se encuentra en recuperación, habría visto el momento del ataque. Según su hermana Carina, ya pudo contar algunos detalles desde el hospital, aunque su declaración formal dependerá de su evolución.

Celos, separación y antecedentes de violencia psicológica

El entorno familiar coincide en que el detonante habría sido la obsesión y los celos de Ferreyra, sumados a la decisión de Vieira de separarse definitivamente hace unas semanas. Julia Ferreyra, hermana del agresor, aseguró que su hermano sospechaba —sin pruebas— que su pareja tenía otra relación.

“Ella vive por sus hijos, no tiene tiempo para nada. Pero él era muy posesivo y celoso. No quería que se juntara con nosotros ni con mi papá”, contó Carina, hermana de Paola. Según la familia, el hombre ejercía violencia psicológica desde hace años.

La intuición que llevó a descubrir la masacre

Fue la propia hermana del agresor, Julia, quien llamó al 911 luego de un domingo sin respuestas ni actividad en la casa. “Sentí que algo estaba mal. Cuando la Policía entró y me dijeron que había un hombre colgado, supe que era mi hermano… pero nunca imaginé que también había matado a los chicos”, recordó entre lágrimas.

Sin explicación

Para los familiares, no hay justificación posible. “Si estaba decidido a matarse, que lo hiciera solo. No había que tocar a los chicos. Esto no tiene perdón de Dios”, dijo Julia, con la voz quebrada.

Aunque la familia no atravesaba problemas económicos graves, fuentes del gremio de la construcción confirmaron que Ferreyra cobraba su sueldo en cuotas hacía varias semanas, lo que podría haber afectado su estabilidad emocional.

La investigación sigue su curso y, mientras la Justicia intenta reconstruir cada detalle, el barrio San Lorenzo permanece marcado por una de las tragedias más estremecedoras que recuerda la ciudad.