Hasta no hace mucho, reconocer una imagen generada por inteligencia artificial era pan comido: manos deformes, ojos con mirada perdida, sombras imposibles y texturas que ni en un sueño raro. Pero todo eso está cambiando, y a un ritmo que asusta. Las IAs se están volviendo tan buenas que hasta al ojo más entrenado le cuesta distinguir lo real de lo que está fabricado en bits.



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Un estudio reciente del AI for Good Lab de Microsoft lo dejó bien claro: ya no es tan fácil saber si estamos viendo una foto sacada con una cámara o creada desde cero por un algoritmo. Y lo que es peor… ni siquiera somos tan buenos como creemos.
🧠 Más de 12 mil personas pusieron a prueba su percepción
Microsoft armó un experimento a gran escala para medir cuán bien —o mal— andamos con esto. Lanzaron un juego online llamado Real or Not Quiz, donde la consigna era simple: ver una imagen y decir si era real o generada por IA. Sin vueltas.
El experimento corrió del 1 al 8 de agosto de 2024 y participaron más de 12.000 personas. En total, se jugaron 17.340 partidas y se evaluaron casi 287.000 imágenes. El catálogo estaba armado con unas 350 fotos reales y otras 700 creadas por modelos como DALL-E 3, Midjourney v6, Amazon Titan, Stable Diffusion XL, entre otros. También había imágenes generadas con técnicas más complejas como inpainting y rostros hechos con GANs.
📉 Los resultados no son muy alentadores…
La tasa promedio de acierto fue del 62%, y cuando se trataba solo de imágenes creadas por IA, la cosa mejoraba apenas un punto: 63%. Pero lo más curioso fue otro dato: las imágenes que más confundieron a la gente eran reales. Así como lo leés.
Tres fotos 100% auténticas tuvieron menos de un 20% de aciertos. ¿Por qué? Porque tenían una estética muy llamativa —luces intensas, encuadres raros, escenas poco comunes— que mucha gente asoció directamente con “eso seguro es IA”.
👤 Con las caras nos va mejor. Con paisajes, somos un desastre
Cuando se dividieron las imágenes por temática, se notó un patrón clarísimo: nos va mejor con fotos donde aparecen personas y nos va bastante peor con paisajes, ya sean urbanos o naturales.
Según los investigadores, esto pasa por dos motivos. Primero, porque el cerebro humano está afinado para detectar detalles y errores en los rostros (algo que no pasa tanto con edificios o montañas). Y segundo, porque ya estamos acostumbrados a ver muchas imágenes generadas con IA en redes sociales y plataformas visuales, sobre todo de caras estilizadas. En cambio, los paisajes hechos con motores menos conocidos —y que imitan fotos más “caseras”— pasan mucho más desapercibidos.
🔬 Lo técnico no alcanza, la intuición tampoco
El equipo también analizó datos técnicos como el rango dinámico, la exposición y la nitidez. Y aunque encontraron pequeñas diferencias entre imágenes reales y artificiales, son detalles tan sutiles que el ojo promedio no los percibe. O sea, no alcanza con mirar mucho… tampoco con saber mucho.
🤖 La IA le gana al humano (otra vez)
Para rematar, Microsoft comparó nuestro desempeño con el de su propio detector automático de imágenes generadas por IA. El bicho digital acierta en más del 95% de los casos, sin importar si es un retrato, una ciudad o una cascada inventada.
El problema es que no siempre tenemos estas herramientas a mano. Y muchas imágenes que vemos en redes o medios no tienen marcas de agua, ni metadatos, ni nada que nos diga de dónde salieron. Así que, sin esa info técnica, seguimos dependiendo de nuestra —cada vez menos confiable— mirada humana.
🕵️ Ponete a prueba vos también
Si querés saber cuán afilado tenés el ojo, todavía podés jugar al Real or Not Quiz y probar suerte. Capaz te sorprendas, o capaz confirmes lo que este estudio nos viene avisando: la línea entre lo real y lo generado ya se está empezando a borrar.