La pobreza infantil en Argentina: una deuda que no se salda

Los datos de pobreza del segundo semestre de 2024, difundidos por el INDEC, encienden todas las alarmas: el 52,7% de los niños, niñas y adolescentes en el país se encuentran en situación de pobreza monetaria.

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Esto significa que los ingresos de sus hogares no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas.

Según el Instituto de Desarrollo Económico y Social Argentino (IDESA), la pobreza infantil se instaló en diciembre de 2016 y, desde entonces, se mantiene sistemáticamente por encima del promedio general. Esto refleja una situación estructural de vulnerabilidad que no mejora con el tiempo y que condena a la infancia a un presente y futuro inciertos.

Pero las carencias de estos hogares van más allá del dinero. Uno de los problemas más graves es que en la cuarta parte de estos hogares ningún integrante ha completado la enseñanza obligatoria, lo que reduce drásticamente las oportunidades de acceder a empleos formales y bien remunerados. Así, el círculo vicioso de la pobreza se perpetúa de generación en generación.

La situación es especialmente preocupante para los jóvenes. Según la Encuesta Permanente de Hogares del último trimestre de 2024, la tasa de desocupación entre los 14 y 29 años es del 13,1%, mientras que en los adultos de entre 30 y 64 años baja al 4,5%. Es decir, los jóvenes tienen un desempleo que triplica al de los adultos. Además, el 45,1% de los jóvenes ocupados son asalariados informales, cifra que se reduce al 22,2% en los adultos.

A esto se suma la precariedad en el acceso a servicios básicos. La mitad de los hogares con niños pobres no tienen acceso a gas por red, y el 14% carece de conexión a agua corriente. En el ámbito de la salud, el 55,8% de los niños y adolescentes dependen exclusivamente del sistema público para recibir atención médica, ya que no cuentan con obra social, mutual ni prepaga.

Las dificultades también se reflejan en el acceso a la tecnología. Entre los chicos de 5 a 17 años, el 17,8% no accede a Internet, el 24,4% no lo usa, el 51,1% no tiene celular y el 54,7% vive en hogares sin computadora. Esto los deja en una situación de desventaja frente a un mundo cada vez más digitalizado.

La Universidad Católica Argentina (UCA), en su informe “Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023”, revela que casi un tercio de los chicos en el país no puede acceder a una alimentación nutritiva y variada por problemas económicos.

La combinación de pobreza de ingresos, falta de acceso a servicios básicos, precariedad laboral y bajo nivel educativo configura un escenario de vulnerabilidad multidimensional que condiciona gravemente las oportunidades de desarrollo de millones de niños y adolescentes en Argentina. La pregunta es: ¿cuándo se tomarán medidas concretas para revertir esta situación?